viernes, 12 de noviembre de 2010

Carta al otro lado de la vida

Es normal que al recordarte mis ojos se nublen y unas cuantas lágrimas escapen de ellos, existe esa nostalgia por personas que jamás se olvidan y que aunque ya no estén, en realidad jamás se fueron. Pero hoy prometí no llorar, hoy me juré tatuar una sonrisa en los labios al pensar en ti. Hoy preferí intentar parecerme a ti y ser fuerte, tan fuerte como fuese posible y reconstruir el mundo si éste se cae en pedazos sobre mí, dar la cara a la vida, aunque ella me dé la espalda. Hoy procuré sentirme bien al recordar tu nombre, porque aunque no sé lo que hubieses querido que fuera, estoy segura de cómo quieres que me sienta.

Ya no le tengo miedo a la muerte, a decir verdad no creo haberlo tenido nunca, pero hoy… hoy no le temo a nada, ni a la muerte, ni a la vida, ni a la oscuridad, ni a la soledad. No le temo a nada, salvo al tiempo, porque aunque me esconda de él, me alcanza. Porque mi memoria falla y te juro, tío, que yo no quiero olvidar. Puedo perderlo todo, puedo caer mil veces y levantarme quinientas más, puedo llorar por todo o por nada, puedo reír de lo que existe y de lo que no, puedo ser o intentar ser alguien, puedo extrañar, pensar, vivir… puede pasar cualquier cosa, pero no quiero olvidar. No quiero olvidar quién fui, qué hice o que hicieron por mí. No quiero dejar de recordar quiénes son mis amigos y cuánto les debo, no quiero pasar por alto lo bueno que me sucedió ni dejar de lado los golpes que me enseñaron a seguir; no quiero olvidar quién fuiste ni los momentos que pasamos juntos, no quiero olvidar nombres, fechas, lugares; no quiero dejar de recordarte nunca. Y no importa ya dónde estés, sea lejos o cerca, no importa no verte, solo quiero que no te vayas, quiero sentir que no me has dejado; quiero que, aun sin hablar, me enseñes a parecerme un poquito más a ti. No tengo miedo a dejar de verte, tengo miedo a olvidar que te he visto. No tengo miedo a caer, tengo miedo a olvidar cómo levantarme. No tengo miedo a perder, tengo miedo a olvidar que aún puedo ganar. No tengo miedo a no vivir a tu lado, tengo miedo a olvidar lo que se sentía. No tengo miedo a no verte sonreír más, tengo miedo a olvidar tu risa. No tengo miedo a la falta de tus abrazos, tengo miedo a olvidar ese calor. No tengo miedo a estar sola, tengo miedo a olvidar lo que es una compañía.

Te extraño, y nada cambia. Yo igual estoy bien, haces falta tú, pero estoy bien; mientras tu recuerdo no se escape de mí, nada malo vencerá a las ganas de continuar; porque eso quiero, vivir todo lo que tú hubieras querido vivir y ser, al menos, la mitad de lo que tú lograste ser. Hoy el pasado es presente. Hoy no quiero solo recordar, quiero volver a vivir. Hoy no ‘fuiste’, hoy eres la mejor persona que se pudo cruzar en mi camino. Ríe, desde donde sea que estés. No dejes nunca de contagiar esas ganas de enfrentar los problemas… esas ganas de, aun cerca del final, querer ser mejor.