lunes, 29 de septiembre de 2008

Carta N° 1.


Intento que de una u otra manera llegues a entender que soy conciente de los daños hechos, y lo hago asi porque tengo por seguro que no pierdes esa costumbre de revisar de vez en cuanto mis escritos, porque tal vez crees relacionarte con alguno de ellos. No creo que siempre te equivoques

Aqui va...


Tal vez tengas razón… Tal vez merezcas algo mejor que yo. Existen muchas y el tiempo no es tu enemigo.
Tal vez no soy quien muchos creen o quien esperan.
Sí, puede que te hayas equivocado al pensar tan bien de mi
Entiendo además que pienses que no merezco que me quieran de esa manera y comprendo que me amenaces con dejarme 5 millones de veces en un minuto. Entiendo, a veces, tus impulsos, tus ganas locas de olvidarme y odiarme, no te quitaré la razón.
Tal vez sea verdad, tal vez te equivocaste.

Yo tengo la culpa y en un tiempo me quedaré sola. No suena imposible.

Y aunque nunca le vi algo malo a quererte como lo hice…puede que tengas razón y... es tu turno, ahora es a ti a quien le toca pensar e incluso aceptar algunos asuntos.

¿A quién le mientes?

Sabes muy bien que tiempo para rectificarte aún te queda. Tienes muy claro que no te obligo a nada; ni a quererme, ni a que permanezcas a mi lado.

Fácilmente podrías dar media vuelta de una buena vez y conseguir lo que siempre buscaste.
Porque no soy yo, y creo haberlo entendido.
Pero no sé por qué luego de expresarlo tan patentemente regresas a mi lado.
Jamás te lo pedí y lo sabes, ¿qué es lo que buscas entonces? ¿Un daño compartido?

Ódiame si quieres…es mejor así. Ódiame, quiéreme, olvidame o ignórame pero no intentes asustarme, porque tus amenazas y mentiras ya no me hacen tanto daño.
Y seguire riendo al verte tan feliz, se que en el fondo también te sientes culpable.
Te pedí perdón por lo que no hice y créeme que ya no puedo más.

YO, ya no puedo más.


Ódiame hoy.

y mañana.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Si tan sólo...


Si supieran que al verlo no me importa la oscuridad
Ni el miedo, ni la soledad que me invade.
Si entendieran que su voz es como la nota que le faltaba a esa melodía tan anhelada
Si comprendieran, aunque sea en cierta parte, como mi pecho intenta contener a mi corazón, que se desvive por vivir en él, que se exaspera por mostrarle cuánto le puede dar.
Que mi corazón se detiene unicamente al verlo lejos y siento enloquecer al notar que no es correspondido.
Si existiera manera, les haría saber como sonríe mi mirada al cruzar con su sublime imperfección.
Cómo la felicidad llega a mis ojos, cómo siento que no se puede querer más.
Si no fuera tan complicado, sabrían que todo daría por un segundo de él, aunque sea nada.
Si entendieran eso que me invade al verlo feliz y saber que no es conmigo.
Si tan solo él supiera que no existen barreras.
Que mi mundo es seguro con su presencia
Que mi vida se detiene cuando me falta
Tal vez, sólo tal vez, él querría entonces regresar.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Nicolás.



Las noticias eran las mismas de siempre; de cada diez sólo una provocaba sonreír.
Martin no necesitaba más aspectos negativos en su vida, suficientes problemas tenía ya en su trabajo, por lo que tomó el control y con un botón decidió disfrazar momentáneamente la situación. Fue a la cocina por un paquete de galletas y un “Frugos de mango en cajita” para ir a su cuarto y poder leer tranquilamente sin ser interrumpido por algún molesto sonido proveniente de su estómago.
Pero al pasar por el corredor, algo llamó su atención. Un llanto disimulado y casi silencioso le hizo cambiar su principal destino.
Al entrar al dormitorio del cual venía aquel conmovedor susurro, encontró a su pequeño sobrino de apenas 5 años, Nicolás, sentado los pies de su cama con un cuaderno en manos.
- ¿Qué pasa? – le preguntó Martin
- Tío, no puedo, no entiendo -sollozaba el niño señalando un problema de matemática
- A ver, aquí nada NO se puede, yo te ayudo –dijo el tío al comprender la angustia de su sobrino.Siempre se puede lograr algo, sólo es cuestión de que te lo propongas. Nada merece ser llamado imposible.

El niño entonces le enseñó un ejercicio a cuyo resultado no conseguía llegar. Martin, sin más ni menos cogió un lápiz y paso a paso llego a la anhelada respuesta. Nicolás, alegre, cerró el cuaderno y tras un fuerte abrazo fue corriendo a la sala.
Martin se dirigió a su cuarto riendo del pequeño problema por el que su sobrinito lloraba, aunque tal vez para el pequeño haya sido un mundo.
Cogió el teléfono y marcó el numero de Cami, su novia con la que pronto cumpliría un año.
Luego de escuchar el hecho recién ocurrido, Camila involuntariamente inició una amarga discusión
- ¿Recuerdas qué fecha es?
- Hmmm, ¿11, 12? Ando un poco distraído
- Martin, es 12. 12 de setiembre
- … ¿Debe ocurrir algo hoy?
- Lo olvidaste, ¿verdad?
- …
- Olvidaste que hoy cumplimos 365 días juntos. Creí que tal vez aguardaste hasta la noche porque me darías una sorpresa o algo por estilo. Veo que me equivoqué.

Era cierto. Martin lo había olvidado. Tantos problemas laborales lo habían mantenido distante de la realidad, pero pese a ello, él era consciente de que no existía excusa válida.

- Ya te dije que me disculpes, pero creo que tienes razón, esto ya resulta imposible

Él hablaba, sollozando, con los ojos llenos de lágrimas cuando sin voltear, escuchó la voz de su sobrinito, Nicolás, quien apoyado en el umbral de la puerta dijo:

“Siempre se puede lograr algo. Es sólo cuestión de que te lo propongas. Nada merece ser llamado imposible”

Era increíble que lo que para Nicolás era un simple problema, para Martín era perder el mundo en un abrir y cerrar de ojos. No pudo controlar esas ganas inmensas de abrazar a su sobrino, sabiendo entonces que para cada problema hay más de una solución.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Espejo de tus Problemas

Vivir es fácil con los ojos cerrados.
John Lennon

Ya escuché la puerta. Debo procurar no emitir ruido alguno si pretendo seguir escondida. Sí, ya llegó. Escucho a mi mami llorar. Yo quiero mucho a mi papi, aunque él no a mi, pero no me cae bien cuando, como hoy, llega borracho. No me cae tampoco cuando le grita a mi mami. Ella es muy buena y nunca le dice nada. Solo llora y prefiere estar sola. Ella no me trata mal, pero siempre me esconde. Yo debo ser fuerte, eso es lo que siempre me dice.
Ya comenzó a gritar. Me pregunto por qué dirá tantas groserías y la verdad no entiendo qué le hemos hecho.Yo soy una buena hija, o al menos lo intento. Debo disimular mi miedo y contener la respiración si no quiero que me encuentre. Comienza a gritar mi nombre. Yo solo rezo, porque aún creo que Diosito me protege, además mi mami me ha prometido que pronto todo terminará.
Debería ya haberme acostumbrado a esto, pero igual me duele. Me asusta. Ya se acerca, este escalofriante silencio se ve obstruido por unos pasos aterradores, o tal vez sólo yo lo vea así solo porque tengo mucho miedo. Ahí está, siento su presencia pero prefiero no verlo. Sólo siento unas ganas incontrolables de preguntarle que le he hecho pero no puedo siquiera mirar. El dolor es realmente intenso, mucho más grande que otras veces. Pero ¿sabes? A veces sus palabras duelen más que sus golpes. Mañana tendré muchas marcas y moretones, pero en realidad eso no importa tanto... no hace mucho calor y puedo usar aún manga larga. Nadie puede saberlo, porque mi papi me dijo que si alguien se entera ya no tendré papi ni mami. Y yo no los quiero perder. Creo que tendré que aguantar un poco más. A veces quisiera saber por qué me trata así sabiendo que a pesar de todo sigue siendo mi héroe... ¿tendrá problemas en el trabajo? Cuando yo sea grande no les haré eso a mis hijitos, porque sé cuánto duele.
"Papi, ayúdame" le digo, pero solo ríe y de un golpe cierra la puerta. Me ha dejado tirada, ya no puedo llorar más. Siento que no tengo fuerzas, tal vez mañana me pueda levantar y en unos dias se me pase. Ahora sólo debo dormir y creer que esto acabó, aunque sea por ahora.




¿Hasta cuándo?
Contra el maltrato infantil:
0800-16-800
Línea 100

lunes, 8 de septiembre de 2008

¿Me permites?


Permíteme decirte que busco el olvido
Que tal vez no sea hoy, pero lo lograré.
Cédeme la palabra y te diré que te quise
Déjame hablar y afirmaré que ya no lo haré.
Tal vez ahí las ganas de oírme te invadan
Aunque por fuera no me dejes seguir
Tal vez ahí tu orgullo pueda más que tu criterio
Y entonces por miedo, me dejes ir.
Permíteme decirte que busco olvidarte
Para poder querer una vez más.
Retira lo dicho y tal vez te disculpe
Aunque ambos sepamos que no hay marcha atrás.
Y si hablamos de mentiras te daré la razón
Solo para verte sonreír otra vez.
Y sepas entonces que esta vida sin ti no vale
Pero existe.
Permítame aclararte estas palabras
Y decirte que fuiste más de lo que pretendí que fueras,
Y contarte que aquel papel que mi mente te asignó se mantiene intacto
Y que el tiempo no lo alterará.
Permíteme decirte que busco el olvido
Pero que encontrarlo depende plenamente de ti.
Solo déjame creer que no es tan tarde
Y que quizás este adiós te conmueva
Y decidas comenzar otra vez.

martes, 2 de septiembre de 2008

Nada especial.


♪ Y soñar, verte a los ojos y volar
Hasta que el cielo se quede atras
Tienes esa gracia de volterarme el mundo ♪

Otra Historia - Insite


No era un día especial, no tendrías que haberme bajado las estrellas porque así te lo hubiese pedido, no tenías que regalarme el mundo, por así decirlo.
Era uno más, como cualquier otro en el calendario, sin fiestas, sin celebraciones, sin motivos para brindar, sin nada más que las horas, sin nada más que la cuenta regresiva para un nuevo día.

No tenía nada de especial, no había siquiera el reflejo de una luna nueva que iluminara esta lóbrega ciudad. No existían esas ganas colosales de reír, de cantar, o de hacer lo que sea… cualquier cosa, que hubiera hecho a tu lado.

No, no esperaba que aparecieras. Y no era tu ausencia lo que me tenía perdida e indiferente, me dieron esa posibilidad, pero la descarté por miedo a que sea verdad.
No creas que esa llamada tuya me movió el asfalto, en realidad… así suelo ponerme a veces… Solo a veces. No creo que tenga que ver contigo necesariamente, pero es curioso como un solo recuerdo tuyo puede ocasionar tanto.

Y tal vez no era un día especial, no tenía nada de exclusivo un cielo gris. Pero te esperaba, porque una noche como aquella te vi llegar y no estaba de más contener la esperanza hasta el final.

Pero como te dije, la cuenta regresiva se acercaba a su meta, y el día terminó, sin ti.
Uno nuevo comienza ya, y no estás tú.

El aire que respiraste te exige.
Y mi soledad sin ti no me quiere.

Te extraño más.