Miro al cielo y hay una luz,
Sé que no es la luna,
Es el reflejo de una lágrima
Y me dan escalofríos de pronto,
Pienso que tal vez nada es real.
Una risa suena en el ambiente,
Y a decir verdad, todo lo anterior se desvanece.
Si, existe una persona capaz de hacerme sonreír cuando el cielo está tan gris,
Una persona que con una palabra puede enseñarme
más de mil motivos para seguir queriendo vivir un día más.
Alguien que sin esfuerzos logra sacar lo mejor de mí,
dándome fuerzas para ser una mejor persona cada día.
Alguien que tal vez sin darse cuenta, complementa mi vida.
Alguien que me inspira a ser su ejemplo.
Sin ella yo no sería la misma.
Y aunque no lo note, no hay algo que no daría por verla feliz.
Hace 14 años llegaste a mi vida, no creas que me agradabas mucho.
Imagínate, tres años procurando ganarme todo el afecto de los que me rodeaban, tres años de felicidad por ser la engreída de quien se me acercara.
TRES AÑOS, para que de un día a otro aparezca un diminuto ser a robarme ese espacio que tanto me había costado ganar.
Y no maldije a la cigüeñita únicamente porque la edad no significaba, en mi caso, inocencia. Obviamente yo había notado ya durante unos 8 meses como la barriga de esa señora, que tanto cariño me había dado, empezaba a crecer desmesuradamente.
Digamos que en un principio no le preste atención, te imaginarás que comía cada 2 minutos y nunca estaba satisfecha, un cambio de peso no hubiese sido (en otras circunstancias) algo para alarmarse.
Pero empezaba a preocuparme, era una hinchazón tan llamativa que no me sorprendía pensar que se hubiera tragado una sandia entera, pero por su boca no entraba, por lo que ese desconcierto no llego a mayores.
No fue hasta cuando dejaron de prestarme aquella atención sobrenatural que creía merecer que note que algo extraño sucedía en ese instante.
No fue hasta que advertí que ya no se dirigían a mí, sino a algún monstruito que seguramente estaba donde al parecer había una pelota, que decidí tomar cartas en el asunto.
¿Qué pasaba? ¿Saldría un globo de la pancita de mi mami? No, no creía que pudieran sentir tal afecto por un objeto tan común, por lo que empecé a usar mis dos orejas en lugar de mi única boca.
Si, debí sospecharlo. Llegarías a este mundo, siendo un pequeño ser indefenso.
Débil y sin nombre. De un día a otro, sin saber hablar ni caminar.
¿Qué de divertido tenia esto?
Ya no era YO, éramos nosotras. No podría jugar contigo, eras tan frágil que quizás te podría romper. No sabias hablar, no podríamos conversar.
¿Qué de útil tenias?No podría entenderlo, sino hasta ahora. Apareciste como por magia, para enseñarme a no ser el centro del universo,
para enseñarme a compartir.No me hablarías pero
si me sabrías escuchar. Tal vez no me entenderías, pero
nuestras miradas bastaban para entablar una conversación.
No sabrías jugar,
pero para eso estaba, ¿cierto?
Yo te enseñaría.Serías mi hermana menor.
No acabarías con mi vida, no dejaría de vivir yo a los 3 años solamente por no ser la misma hija única y caprichosa.
Al contrario,
yo existiría a partir de ese momento. Nacería contigo una niña un poco mayor que recién s
abría lo que es vivir, al igual que tú.
Que recién aprendería a acompañar y a ser acompañada.Recién conocería lo que es un secreto, lo que es la complicidad, lo que es una amiga, lo que significa una hermana.Reiríamos, jugaríamos, pelearíamos de vez en cuando, pero todo seria pasajero. Siempre habría una nueva oportunidad para procurar ser más que sólo hermanas,
seríamos compañeras.
Y aprendí a quererte, o me enseñaste a hacerlo.
Me ayudaste a ver todo a color,
me ayudaste a ser mejor.Ya no eres la misma niña, ya no tienes aquellos berrinches que me daban ganas de haber secuestrado a la cigüeña imaginaria, por así decirlo.
De vez en cuando eres insoportable, como negarlo. Pero a pesar de eso y de todo, te debo mi vida, porque contigo aprendí a vivirla, porque no te cambio por nada ni por nadie.
Porque nunca morirá la esperanza de querer ser un buen ejemplo, o por qué no, la mejor hermana que puedas haber querido tener.
Gracias, porque siempre estás ahí.Con tus risas, tus palabras, tus insultos, tus miradas, tus pasos, tu voz, tu silencio, tu presencia.
¿Y qué más decirte? Eres la mejor hermana que pude tener, sin pensarlo dos veces.Te amo, y con una seguridad que no me caracteriza te juro se que siempre será así.
Te adoro pequeña.
Feliz cumpleaños.