Hoy elevo mis plegarias al sol o a la luna, a cualquier lejano lugar donde posiblemente alguien me escuche. Tal vez fuera de este sangriento y miserable mundo exista alguien dispuesto a aceptar este punto final que acá, en una tierra poblada por seres perdidos, incomprensibles y despiadados, se conoce como adiós. Y si te digo que no te amo, créeme. Aunque al aparentarlo caigas en la triste verdad de mi despiadada mentira. Y si te digo que esto acabó, no es porque lo quiera así, simplemente es porque así debe ser. Este amor utópico, ese mismo que combatió en las peores batallas, hoy esta dispuesto a dejarse consumir, finalm(i)ente. Agoniza, como un soldado herido, harto de seguir disimulando, sufriendo, resistiendo. Fui y seré siempre yo, serás eternamente tú, pero nunca volveremos a ser nosotros.
Protervo destino, maldito final.
Protervo destino, maldito final.