domingo, 19 de agosto de 2012

Su disfraz de vencedor

No eres tú el problema, sino el disfraz que creas para hacernos pensar que no te duele, que no te caes, que te burlas de la vida, que nada te importa. No eres el problema, sino tus ganas de caminar sobre fuego, descalzo, como proclamándote vencedor de una batalla con el mundo, cuando en realidad compites contra ti mismo. Es tu sonrisa irónica, tus ganas de herir, tu orgullo salvador, tus manos ocultas, tu mirada que reta mientras huye, es tu lema de vivir sin importar lo que pase.
Quieres ser el "malo" del cuento, de un cuento que inventaste para sentirte invencible. Eres irreal y ya nadie te cree. Ya no te creo. No te creo cuando ríes y caminas con pasos de vencedor, solo creo en el dolor que ocultas, le creo a tus días grises, le creo a lo que escondes, a lo que crees que no sé. Le creo a tu miedo, porque todos se irán, porque te quedarás solo. Le creo a tus secretos, porque te conozco aunque pienses que aparentas bien. Tu camino, ése lleno de demonios que no existen, desaparecerá cuando decidas quitarte la máscara y ser tú. Y en mi cielo siempre habrá una estrella para ti, para que no andes a oscuras, porque te quiero por las heridas que dejaste, por los malos ratos que hicieron creer, querer y poder.
Sigue pensando que das vueltas por el mundo, algún día notarás que es el mundo quien te hace girar. Anda con cuidado, aprende a caer, mira a los costados de vez en cuando, si te sientes vacío, ahí me verás.
Y si en esta vida el tiempo no me da la razón, la próxima que me toque vivir, te buscaré. Y lucharé por borrar esos miedos que no te dejan ser tú, lucharé por ese hombre bueno que intentas ocultar. En mis días siempre habrán fuerzas para regalarte. Si tardo, no dudes en encontrarme.
Aunque me sientas lejos, yo estoy cerca. Una parte de mí siempre ha estado cerca.