¿Quién me manda a ser discípula de tus palabras? ¿Quién te manda a hacerme tanta falta?
Saber que por ti descubrí que el mundo se equivoca, que por ti deje de creer en las posibilidades, que por ti entendí que la espera es vana. Saber que no consigo olvidarte...duele.
¿Qué quieres que te diga? Es difícil necesitarte, es insoportable imaginarte en el aire que respiro e inventar un octavo día en la semana para pensar un poco más en ti. No se siente bien no encontrar, como tú, historias improvisadas que con las horas suelen desaparecer, sin dejar huellas de lo que fueron. Quién sabe, quizás mientras escribo, tú estés con ella(s). Quién sabe, tal vez resulta que a pesar de ello, te creo.
Y aunque intento, aún no recuerdo el instante en el que empecé a quererte así.
¿Qué te puedo decir? Nunca fue suficiente luchar por ti.