domingo, 26 de febrero de 2012

he perdido

No te creí. Es lo primero que debes saber. He cumplido la mitad de mi promesa, esta vez no me enamoré.
No te creo, es necesario que lo entiendas. No te creo desde que dices que estás bien hasta que desapareces y dices querer volverme a ver. No te creo cuando dices que esta vez sí. No, nada es distinto.
No le creo a tu saludo, ni a tus besos, ni a tus manos. No le creo a tus abrazos de culpabilidad ni a tu mirada disfrazada, distraída, vacía. No te creo que vienes ni que te vas.
No te creo que la amas, no te creo en lo más mínimo, te lo juro.
No te creo, porque cuando lo hice, te burlaste.

No te quiero, no de la forma en que lo hice. No te quiero como quiere alguien que espera, alguien que sueña, que cree. No te quiero así. Te quiero solo por lo mucho que te quise, como el frío del amanecer luego de una noche de lluvia. Como las gotas que quedan cuando el agua se va secando.
No te quiero porque me enseñaste a no quererte, porque cuando fuiste un poco más que todo me pediste que deje de hacerlo. No te quiero porque hay un vacío en vez de mariposas. No te quiero porque no te creo. Aunque probablemente te creería si te quisiera.

Tampoco eres. No eres lo que fuiste, no eres lo que piensas, ni eres lo que quiero. No eres ni la mitad de lo que eras, no eres inolvidable, no eres ni serás.

Pero marcas diferencia, eres caso aparte. No te creo ni te quiero por lo que eres, pero causas algo raro que elimina mi capacidad de razonar.
Eres como una tormenta, lo suficientemente peligrosa como para tenerla cerca, pero justamente interesante como para quererla lejos.

No sé qué causas, pero no es amor. No es algo parecido, siquiera. Es como la extraña sensación de haber perdido al ganar. De haberlo perdido todo y no querer arrepentirme.
He cumplido solo la mitad de mi promesa y no ha sido suficiente. He cedido, he caído sabiendo lo que hacía, me he metido al mismo pozo del que tanto me costó escapar. He vuelto ya sabiendo nadar, pero no basta... he nadado en agua sucia.
Mi subconsciente quiso vengarse, retarte... y te dio el primer lugar, otra vez.
Te di lo que prometí no darte.
Por querer olvidarlo, volví a ti.
Volví a donde juré no volver.
Perdí mi orgullo mientras intentaba recuperarlo.
Y esto es peligroso, porque he perdido ya la certeza de que no volveré a perder.


jueves, 23 de febrero de 2012

medio amigo.

Sabes jugar con mi curiosidad, sé manejar tus instintos. Tienes el don de hacerme reír y llorar al instante, tengo la habilidad de contagiarte mi culpa. Sabes mentirme de la manera precisa para descubrirte, pero aun así querer creerte. Sé cómo dejarte ganas de volverme a ver. Parte de ti es impedirme no recordar, mi esencia te hace imaginar una vida a mi lado. Te quiero sin querer, te regalo mil y un motivos para confundirte. Sabemos perfectamente que juntos no importa el resto. Somos compañeros y cómplices de nuestra mentira y nuestras ganas de creernos. Tengo facilidad para hacerte parte de mi mundo y tú no me dejas salir del tuyo. un instante somos invencibles y al siguiente somos frágiles, débiles.
Fuimos uno, hoy solo somos dos conocidos uniendo sus historias. Pero no basta, no basta aparentar que nada pasa, no es suficiente ser indestructibles por momentos, no es suficiente que me des la misma fuerza que luego me arrancas, no basta lo bueno para estar juntos, pero tampoco lo malo para separarnos. Nos hacemos daño, pero nos divertimos. No puedo contigo, pero es imposible sin ti. No hay efectos, pero no basta, te das cuenta? no nos basta poner pausa a una historia que no podemos terminar, o no queremos. Hay mucha voluntad, y de pronto no hay nada. Hay ganas, pero hay también ganas de no tener ganas y eso, medio amigo, eso terminará destruyéndonos.

sábado, 4 de febrero de 2012

Corto circuito

Trato de retomar la costumbre. Lápiz y papel, luz prendida y cielo apagado. Ganas de todo y ganas de nada. Ganas de tenerte y ganas de quererlo. Una media sonrisa que me confunde, que aparenta, que los engaña. Un cielo despejado que imagino sin dificultad. Una guerra dentro de mí y un par de cigarros en fila que se le antojan a mis ganas, a mis ganas de volver, a mis ganas de llorar, a mis ganas de querer, a mis ganas de poder, a mis ganas de saber si esto es por ti o por él... o por mí. Porque te extraño y te extrañan mis manos, mis labios, mi mente, mi espacio y mi tiempo. Y no se trata de soledad, se trata de estar sin ti.
Esa rara sensación de que ya he vivido esto no me llena, no es suficiente, porque no eres tú, porque no basta querer ser alguien, porque incluso cuando no te pienso, apareces, como refregándome en el rostro que aún no te olvido, que él no es nada. Y yo lo sé, solo dame tiempo, solo un poco más, prometo que pasará, prometo olvidarte, olvidarte tanto que no me choquen tus palabras, tanto que tus miradas no provoquen un corto circuito en mi cabeza. Te olvidaré tanto que tu nombre será uno más y reiré de lo llorado en vez de llorar por lo reído. Te voy a olvidar, lo prometo. No serás ni la mitad de lo que eres y dejarás espacio vacío, un espacio que quizás, con el tiempo, él pueda ocupar. Un espacio que te pertenece como por alquiler. El contrato vencerá y prometo no avisarte. No lo sabrás, tal vez porque prefieras creer que ya te he olvdado, o tal vez porque te guste pensar que jamás lo haré.
Pero no hay reclamos, ni faltas. Si me encuentro aquí, ahora, es porque los días me han contagiado sus absurdas ganas de exigirme más de lo que puedo dar. Fui a volar sin paracaídas, quise beber sin sed, quise creer mi propia mentira, quise romper lo que tanto me costó armar, quise quererlo sin ganas de querer, porque espantó mis miedos, porque me regaló tiempo y sonrisas, porque logró agregar más de una confusión a mi mente, porque causa cierto efecto en mí. Pero no he cambiado, no es una nueva historia, no es un libro distinto. Aún soy quien te cuidó, quien te amó, quien se perdió contigo. Aún tengo unas ganas locas de hacerte reír. Aún muero por detener el tiempo entre tus brazos. Aún sigo siendo la misma tonta que te quería.
Pero ya se me va a pasar, porque todo termina. Y cuando este libro acabe, querré leer uno distinto. No te preocupes por mí, prometo no decirte cuando no me choquen tus palabras, prometo no contarte que tus miradas no causan más un corto circuito en mi cabeza, prometo que no sabrás cuando tu nombre sea uno más. Ni cuenta te darás, solo es cuestión de tiempo, dejaré que mi mente descanse y cuando dejes de ser quien eres prometo que empezaré a reir por lo llorado en vez de llorar por lo reído.