sábado, 4 de febrero de 2012

Corto circuito

Trato de retomar la costumbre. Lápiz y papel, luz prendida y cielo apagado. Ganas de todo y ganas de nada. Ganas de tenerte y ganas de quererlo. Una media sonrisa que me confunde, que aparenta, que los engaña. Un cielo despejado que imagino sin dificultad. Una guerra dentro de mí y un par de cigarros en fila que se le antojan a mis ganas, a mis ganas de volver, a mis ganas de llorar, a mis ganas de querer, a mis ganas de poder, a mis ganas de saber si esto es por ti o por él... o por mí. Porque te extraño y te extrañan mis manos, mis labios, mi mente, mi espacio y mi tiempo. Y no se trata de soledad, se trata de estar sin ti.
Esa rara sensación de que ya he vivido esto no me llena, no es suficiente, porque no eres tú, porque no basta querer ser alguien, porque incluso cuando no te pienso, apareces, como refregándome en el rostro que aún no te olvido, que él no es nada. Y yo lo sé, solo dame tiempo, solo un poco más, prometo que pasará, prometo olvidarte, olvidarte tanto que no me choquen tus palabras, tanto que tus miradas no provoquen un corto circuito en mi cabeza. Te olvidaré tanto que tu nombre será uno más y reiré de lo llorado en vez de llorar por lo reído. Te voy a olvidar, lo prometo. No serás ni la mitad de lo que eres y dejarás espacio vacío, un espacio que quizás, con el tiempo, él pueda ocupar. Un espacio que te pertenece como por alquiler. El contrato vencerá y prometo no avisarte. No lo sabrás, tal vez porque prefieras creer que ya te he olvdado, o tal vez porque te guste pensar que jamás lo haré.
Pero no hay reclamos, ni faltas. Si me encuentro aquí, ahora, es porque los días me han contagiado sus absurdas ganas de exigirme más de lo que puedo dar. Fui a volar sin paracaídas, quise beber sin sed, quise creer mi propia mentira, quise romper lo que tanto me costó armar, quise quererlo sin ganas de querer, porque espantó mis miedos, porque me regaló tiempo y sonrisas, porque logró agregar más de una confusión a mi mente, porque causa cierto efecto en mí. Pero no he cambiado, no es una nueva historia, no es un libro distinto. Aún soy quien te cuidó, quien te amó, quien se perdió contigo. Aún tengo unas ganas locas de hacerte reír. Aún muero por detener el tiempo entre tus brazos. Aún sigo siendo la misma tonta que te quería.
Pero ya se me va a pasar, porque todo termina. Y cuando este libro acabe, querré leer uno distinto. No te preocupes por mí, prometo no decirte cuando no me choquen tus palabras, prometo no contarte que tus miradas no causan más un corto circuito en mi cabeza, prometo que no sabrás cuando tu nombre sea uno más. Ni cuenta te darás, solo es cuestión de tiempo, dejaré que mi mente descanse y cuando dejes de ser quien eres prometo que empezaré a reir por lo llorado en vez de llorar por lo reído.

1 comentario:

Carlos dijo...

Andrea es muy bello lo que escribes. Son sentimientos hechos letras, que aunque en mucho casos ciertos a su ves habren la mente y espiritu, para dar alivio al alma que esta pena. Yo en particular agradezco tus obras, en estos momentos dificiles son fuente de alivio a mis sentir. Me identifique con:"Fui a volar sin paracaídas... ", es lo que hice, tome el riesgo y perdi. Gracias...Carlos