miércoles, 23 de octubre de 2013

Un brindis por ti

Hasta hace cuatro años yo seguía creyendo que un día aparecerías por la puerta de la casa de mis abuelitos. Yo sentada en el sillón al costado del equipo de música. Tú te ibas a acercar, me ibas a abrazar, me darías una mentita 'hortela' y me pedirías que no haga bulla, que deje de llorar, que guarde silencio. Entrarías al comedor gritando "¡Sorpresa!". Te habías ido de viaje, te habías mudado, te habías perdido. No sé lo que ibas a decirle a mis tíos, a mi mamá o a mis abuelitos, pero ibas a aparecer. No me importaba cuán imposible era, yo seguía pensando que podía pasar.

Hace dos años asumí que esa escena la podía reproducir solo en mi mente... y de pronto me entró un miedo atroz. Empecé a sentir mucho, muchísimo temor. Tenía pánico a olvidar cómo eras, cómo quiero ser. Me daba miedo eliminar de mi mente tu risa, tu olor y tu voz.

Hoy, hace 16 años, pudiste celebrar tu cumpleaños aquí por última vez. Hoy, son 16 las veces que festejas lejos de nosotros. Son casi 16 años desde que te vi por última vez. Hoy, sin embargo, el tiempo no ha pasado. 16 años no han pasado. Es decir, he crecido, he vivido, he aprendido, pero no han pasado, porque yo creí que te iba a olvidar de a poquitos, pero sigues presente, como si nunca te hubieras ido. Te recuerdo más que nunca, y te quiero más que nunca, también. Nadie sabrá jamás cuánto.

Celebra, tío. Celebra como siempre. Me encantaría comprar un 'jonca' contigo, verte preparar trago y prometerte a ti también que nunca más volveré a tomar ron. Me encantaría que choquemos nuestros vasos, pero ni modo, ya algún día lo podremos hacer. Mientras tanto, prepara un buen cubalibre, que, donde sea que estés, yo estaré brindando contigo, pero con chela nomás, porque con ron me duele la panza. Te amo, feliz cumpleaños.

No hay comentarios: