miércoles, 6 de agosto de 2008

Contigo, conmigo.

...Entre paréntesis está lo que nunca más te diré.



¿Que quién es él? Por favor, ¿cómo es que acaso aún te queda un poco de valor para usar las ironías como lenguaje?
Tú sabes bien quién es, sabes que él es quien tú fuiste, quien ya no eres más.

(O al menos que eso intento hacerme creer.)

¿Que por qué le miento? Sí, me estoy riendo. Lástima que no me veas. Si le digo que lo quiero es totalmente cierto, no tendría por qué mentirle. Lo juro, lo quiero.

(¿Era necesario jurarlo?)

Ahora no entiendes… ¿Qué no entiendes? ¿Que ya no te quiero? ¿Que te haya olvidado? ¿Que cada segundo junto a él vale más que toda una vida a tu lado? ¿Que ya no te extraño? ¿Es eso?

(No, por favor, no me pidas que te explique algo que yo aún no consigo entender. No me pidas que te convenza de algo que yo no creo.)

Sí, soy capaz de decirte que ya no significas nada, absolutamente nada.

(No me reclames, ni lo pienses, fuiste tú quien me enseñó a mentir)

Triste silencio, para mí.

No me preguntes más, no te debo explicaciones. No, no es miedo. ¿No me crees? Esto es absurdo. Adelante, cuestióname.
Es que ya no te quiero, ya suficiente daño me hiciste, ¿entiendes? Ya-no-te-creo.
No, no estoy llorando. No…es solo mi voz. Tú sabes, este clima no es exactamente sinónimo de buena salud.
No te estoy mintiendo, no habría motivos para hacerlo.
(Tú con tus ironias, dejame entonces con mis mentiras)

Gracias, suerte para ti también. Ahora tengo que colgar. Ya está viniendo y prefiero que no sepa que has llamado.
Te equivocas, no le oculto nada. Tienes razón, no tienes por qué creerme, pero si tú no lo haces, menos me creeré yo.


.Nada más que decir.

(Te quiero)

1 comentario:

Sol dijo...

Cuánto sentimiento en tus letras. Me gusta.

Un saludo.